En el escenario internacional actual, ¿cómo podemos asegurar que el diseño satisfaga las necesidades de desarrollo tecnológico de nuestras sociedades y las necesidades de iluminación de nuestros hogares, espacios públicos y ciudades de manera sostenible, sin renunciar al arte y la belleza? Este es el tema de la mesa redonda «Luz y energía: hábitat y ciudad» celebrada el 9 de marzo en el Auditorio del Disseny Hub Barcelona (DHUB), en el marco del Día del Diseño Italiano, dedicada en 2023 a «La calidad que ilumina».
El acto, al que asistieron más de 120 personas, fue organizado por el Consulado General de Italia en Barcelona, con la colaboración del Instituto Europeo de Diseño (IED) de Barcelona y el Museo del Diseño de Barcelona, con el objetivo de promover el diseño italiano en el mundo. El debate contó con la presencia de Marcello Arosio, Director Artístico de AreaOdeon y del Kernel Festival, Juan Garrigosa, Director B2G de Endesa X, Maria Güell Ordis, diseñadora de iluminación, fundadora de La Invisible Studio y directora artística del festival LLUMBCN, y Maurici Ginés, diseñador de iluminación y fundador de Artec Studi. Moderó el encuentro Michela Mezzavilla, arquitecta, diseñadora de iluminación, cofundadora de MMAS, profesora del IED de Barcelona y Embajadora del Diseño 2023 en Barcelona.
El acto fue presentado por José Luis de Vicente, Director del Museo del Diseño de Barcelona, Emanuele Manzitti, Cónsul General de Italia en Barcelona, y Andrea Marchesi, Director del IED en Barcelona. En su intervención, el Cónsul General recordó cómo “el diseño es un ámbito privilegiado de colaboración entre Italia y España y el papel protagonista que ambos países tienen en Europa y en el mundo en el contexto de la lucha contra el cambio climático, la protección del medio ambiente y la sostenibilidad desarrollo».
Durante el debate, los ponentes destacaron, desde sus diferentes puntos de vista, aspectos relacionados con el uso de la luz, el diseño y las nuevas tecnologías para aunar belleza, funcionalidad, seguridad y ahorro en contextos domésticos y en las grandes ciudades (por ejemplo, recordamos cómo a menudo las áreas más degradadas de los centros urbanos son las menos iluminadas). Los participantes también abordaron el tema de los desafíos de alumbrado público que plantean las grandes ciudades y cómo esto afecta las decisiones de diseño con respecto a la luz artificial. Implementar una “cultura de la luz” y lograr un equilibrio entre funcionalidad, belleza, seguridad ciudadana y normativa ambiental fueron algunos de los principales retos identificados.
En este sentido, los ponentes coincidieron en la necesidad de iluminar las calles de forma “amigable” y subrayaron el impacto positivo que puede tener la iluminación del patrimonio cultural en el contexto de reurbanización de las zonas de la ciudad y como palanca de crecimiento económico.